Juan y Lídia nos pidieron una casa en una parcela tester en Calafell. La ubicación era idílica: en la rambla que conecta el pueblo con la playa, cerca de todos los servicios y con gran tranquilidad. Pero en una calle peatonal. Así que el objetivo era claro: mantener la privacidad de la vivienda cumpliendo con las normativas urbanísticas de la zona. Por eso optamos por desplazar la entrada de la casa a un lateral y crear una fachada ciega. En el interior, una gran escalera metálica articula los recorridos de la casa para crear un espacio conjunto para compartir en familia.